Es mucho el tiempo que he vivido.
He desandado ya tantas historias.
He despertado más de una vez en lugares desconocidos.
He vivido la magia de otros sueños.
He compartido el pan del amor.
He descubierto la generosidad del placer.
He vivido intensamente el instante del deseo,
tanto que el ayer parecía que no fuera a terminar.
La sabiduría de ellas me enseñó otros yos.
Mi boca les dio nombre de besos y de flores.
Mis manos despertaron sus secretos
y de su piel nacieron sueños que nos cambiaron.
Pero nunca fui tan yo
como en el lejano amor de mi primer verano.
Ni nada me deslumbró
tanto como la mirada de ella,
me lo dijo todo sin pronunciar una palabra.
Ni deseé con tanto afán
las pecas que dibujaban su piel,
ni me supe tan amado como en sus ojos.
Es mucho el tiempo y el silencio que han pasado.
¿Sabrá que fue única?
¿Sabrá que desde que me miró
no volví a ser el mismo?
Sabrá que, aún hoy,
ella es el único cielo al que quisiera volver.