Venías de ese lugar
en
donde el cielo y la tierra
son
uno solo,
donde
el sol es más sol
y
la vida late
maravillada
por la belleza
de
sus tierras.
Llegaste
a mí
con la certeza que da lo inevitable
y me
amaste
hasta
que la distancia
se
convirtió en frontera
entre
los dos.
Llegaste,
tomaste todo lo mío
y
desapareciste
en
los recovecos de mi memoria.
No
eras para mí
ni
para nadie.
Ni
siquiera para ti.
Eras de la vida y para la vida.
Eras
el amor
que
viene y se va
como
las olas en esa playa
donde
fuimos
cielo
y tierra, dolor y dicha.
Llegaste
como llegan
las
lluvias en abril...
como si fueran para siempre,
pero un día ya no están.
Muy agradecido José Vicente.
ResponderEliminarExtraordinaria reflexión sobre lo pasajero de la vida.
Felicidades en el 2022
Gracias por su amable comentario. Feliz 2022.
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