Once
de la noche. El balcón es el lugar más fresco del apto. El cielo
aún duda en dejar que la negra noche lo devore. He salido a respirar
silencio y aire fresco. Han dicho en las noticias que de Escandinavia
soplarán vientos fríos. Las hojas de los árboles cantan con voz
ligera. Murmuran. Se forma un coro de susurros que imitan el viento,
que recuerdan la libertad. Estoy solo frente a la vida rodeado de los
que me quieren. Son las once de la noche y yo le canto en silencio al
recuerdo de todos esos que nunca fui, de los que me salvé.
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